Mario Casas: "Cuando me enamoro, pienso que es para toda la vida"

"Soy muy parecido a mi personaje en 'Los hombres de Paco'. Me reconozco romántico. Muy romántico. Cuando me enamoro, pienso que puede ser para toda la vida. Lo vivo así. Es más, lo quiero vivir así...". Al lado de Mario Casas, Leonardo DiCaprio en 'Titanic', Patrick Swayze en 'Ghost' y el duro Kevin Kotsner en 'El guardapespaldas' son meros aprendices. Mario cree en el amor. Sé que parece ficción, pero le miras a los ojos y sabes que está diciendo la verdad.

–¿Crees en el amor para toda la vida?
–¡Sí! Con 23 años, yo firmaría mañana por un amor así. Sé que es complicado en el momento que vivimos, pero ¿por qué no? Ha visto en sus padres –25 años casados– una historia de amor de película. Le trajeron al mundo de forma prematura, cuando sólo tenían 17 años. Heidi y Ramón aprendieron con Mario a ser padres. Podrían ser sus compañeros de reparto en cualquier película, pero son sus jóvenes padres. "Me gusta llamarles por su nombre de pila. Para mí, son mucho más que unos padres".

Mario habla de ellos y de sus tres hermanos –Sheila, Christian y Óscar– y se le ilumina la cara. Ha conseguido traérselos a todos desde Barcelona a Madrid: "No me podían dejar solo, me necesitaban como yo los necesitaba. Somos una piña y nos gusta estar juntos para sentirnos bien. Para mí, la vida es la familia y luego todo lo demás: el trabajo, tener relaciones con amigos...".

Mario, que está viviendo su año más intenso a nivel profesional, habla con detenimiento de su mejor legado familiar: "Mis padres son humildes y eso es lo que me han enseñado, la humildad ante la vida y la sonrisa. Sonreír, sin falsedad, para agradar y para tratar a todo el mundo por igual".

EL CHICO DE MODA. Mira a los ojos cuando habla y es menos tímido que su papel en la serie que lo ha lanzado a la popularidad. Tremendamente simpático. Se cambia en las cocheras donde se va a hacer la foto a la vista de los cinco que estamos allí. Lleva los calzoncillos de color rojo y su torso desnudo confirma que la tableta de chocolate existe, no es producto de la ficción de Antena 3. Eso sí, parece ser que no hace nada por tenerla. "Es genético. Mi padre es todo fibra. A mí no me gusta ir al gimnasio. Ahora en verano, en nuestra casa de El Escorial, nado en la piscina. Poco más. Lo que realmente me gusta es charlar en el patio con mi familia o irme con mis amigos a La Latina, a comer o a jugar a la Play. Yo no soy mucho de estar en casa".

Ser búho en sus costumbres hace que su reloj biológico le demande horas de sueño durante el día. "Cuando pillo la cama, no la suelto. Me encantaría dormir 12 horas todos los días, pero no puedo hacerlo. De un tiempo para acá, no paro de trabajar". La cara de Mario aparece en las películas más taquilleras, en las series con más tirón, en las portadas de las revistas, en las carpetas de las adolescentes...

"Estoy viviendo un momento muy bonito. Si te digo la verdad, raro de comprender. ¿Me pregunto por qué me está pasando ahora esto? Me han venido dos películas importantes de golpe, un viaje a Argentina y el trabajo en 'Los hombres de Paco'. Todo a la vez. Por otro lado, mi familia está bien, mis amigos también… Pero tengo inseguridad, dudas y eso me hace estar con los ojos bien abiertos". Veintitrés años y una popularidad llegada de golpe que dificulta que pueda moverse con soltura por la calle es como para hacerte dudar de todo. Parece que Mario no se fía.

Nació en A Coruña, Galicia, bajo el signo zodiacal de Géminis. Quizás eso explique que tenga doble personalidad: "Puedo estar cabreado y al rato sentirme bien. Paso de un estado a otro en poco tiempo". En su casa siempre habla gallego. "Hacemos muchas cosas que recuerdan a Galicia, incluida la comida. Un buen chorizo con unas buenas patatas, un cocido gallego, una empanada...". Sus primeras imágenes están relacionadas con las playas, el frío y la familia, siempre la familia. "Mis padres son muy gallegos y la vida que hacemos es netamente del norte. Nos han dado esa educación".

La primera que percibió que su hijo tenía madera de artista fue Heidi, su madre. "Yo era un bicho, un culo inquieto. Un niño muy travieso al que no le gustaba nada estudiar. Me di cuenta de que me atraía aquel mundo relacionado con la publicidad y empece a hacer castings junto a los hijos de amigas de mi madre. Aquello, que comenzó como un hobby, fue cobrando fuerza". Se mudaron de Galicia a Cataluña y pasó su adolescencia en Barcelona. "Al cumplir los 17 años, ya tenía en la cabeza estudiar arte dramático. Mis padres, que son muy aventureros, me apoyaron y me vine a Madrid".

La persona clave en todos estos años, cuando arriesgaba y probaba nuevos caminos, ha sido su madre: "Siempre he estado muy ligado a ella. Tener a alguien a quien contarle mis miedos, mis inseguridades... ha sido importantísimo. Te diría que la necesito para sobrevivir, para sentirme bien. Con ella me desahogo..., aunque eso no quiere decir que con mi padre no tenga también una buena relación".

Antes de que su familia decidiera dejar su vida en Barcelona para estar con Mario, el joven actor estuvo un tiempo viviendo solo en la capital. "Aprendí mucho a nivel personal. Tres años para madurar y comerme los marrones sin ayuda. Ahora, en cambio, tengo un buen trabajo, buenos amigos y estoy muy feliz en mi casa. Cuando me eche novia, me iré, pero está claro que a mis padres no los voy a perder de vista".

LA MADUREZ. Dice Mario que no es el mismo. Las experiencias de los últimos años lo han cambiado. "Se puede decir que acabo de pasar la adolescencia y he sido muy irresponsable. Ahora creo que lo soy menos. La gente espera mucho de mí y yo también. Creo que a eso le podríamos llamar responsabilidad".

Después de grabar la polémica película 'Mentiras y gordas', donde Mario interpreta el papel de un joven homosexual, todo lo que le ha ocurrido ha sido extraordinario. "El personaje me ha dado suerte. Pienso que he crecido mucho como actor y , por lo menos, he subido dos escalones en mi profesión", dice mientras se echa a reír. "Las películas que he hecho han sido muy mediáticas, las han ido a ver todo tipo de personas y eso me ha venido muy bien. He pasado de interpretar a un chulín guaperas a un homosexual. Creo que se ve una evolución en mi carrera".

Reconoce, con una sinceridad casi inocente, que le resulta difícil mantener los pies en el suelo: "Cómo no se me va a ir la cabeza, si me ha cambiado la vida por completo. Es otra forma de vida, otra gente, un mundo bastante egoísta y egocéntrico. Además, de repente, las personas te conocen por la calle, eres popular… Por eso, si te dicen dos o tres veces lo maravilloso y guapo que eres, entonces es posible que te vuelvas un flipao. Menos mal que la familia y los amigos ayudan a que no se te vaya la cabeza".

A Mario se le da bien dibujar. Y, si volviera a nacer, tal vez probaría suerte en otros mundos, como la gimnasia –"podría haber sido profesor de educación física"– o los fogones, que le apasionan. "Soy cocinitas y, cuando estoy en casa, veo el programa de Arguiñano. ¡Me encanta! Me relajan los programas de cocina desde que era pequeño y me gusta preparar algunos de sus platos, aunque cuando pienso en darme un homenaje me vienen a la cabeza unos buenos huevos fritos". Se reconoce como "autosuficiente» en el hogar aunque «pincho en lo de lavar y planchar la ropa".

VICIOS CONFESABLES. Mientras hablamos, fuma. Dice que, en estos momentos, está en una cajetilla al día. "Antes, no fumaba tanto. Pero desde hace dos años, me he enviciado. Empecé por tontería una noche". Lo que tiene claro es que le gusta la gente sana. "Intento rodearme de personas con suficiente energía que no necesiten ningún tipo de estimulante. Donde está la droga, hay oscuridad. La coca, que es lo que está más en la nariz de todos, trae mucha negatividad".


–'Mentiras y gordas' habla de la droga y el sexo. ¿Crees que es un retrato de la juventud de hoy?
–La moraleja de la película es cómo te sientes el día después y las depresiones que tienen aquellas personas que consumen droga. Pero no es el reflejo de la sociedad española: habrá un tanto por ciento que se drogue y otro tanto por ciento que no.

–¿Es difícil no caer?
–Yo estoy fuera de todo. Yo puedo hacer muchas cosas al día sin necesitar nada. Sé que no me sentarían bien. Tengo mucho trabajo y no me lo puedo permitir con el ritmo de vida que llevo.


Trabajo, trabajo y más trabajo. Su vida va de plató en plató. Le pregunto por nombres de mujeres con los que le gusta trabajar y lo tiene clarísimo: Michelle Jenner ('Los Hombres de Paco') o Amaia Salamanca ('Sin tetas no hay paraíso'). "Son las chicas con las que más he trabajado y conectado. Muy buenas actrices y, además, son simpáticas y preciosas".

Aunque se define como "un hombre positivo", cuando le pregunto si las mujeres le han hecho sufrir, no lo duda: "¡Sí!". Mario se enamora enseguida "de la dulzura de una mujer. Es lo que más me gusta, mezclada con una personalidad guerrera. Diría que tuviera un poco de todo".

No niega que ahora anda "con el piloto de taxi libre": "Estoy muy bien. Con el amor se acaba sufriendo. Cuando tenga 30 años, viviré de otra forma, más estable". Pero, por el momento, tiene claro que la clave de la felicidad se encuentra en estar feliz, tener trabajo y que su gente siga bien. Con respecto a las mujeres, hace caso a la voz de la experiencia: "Mi madre me dice que no tenga prisa".


–¿Cómo sabrás que habrá llegado el amor de tu vida?
–Muy fácil. Porque querré estar con ella hasta que me muera...