miércoles, 25 de marzo de 2009

Aitor Luna en la revista Shangay


Lo habitual es verle en la serie Los hombres de Paco de Antena 3, pero lo que a él realmente le apasiona es el teatro. Más aún desde que trabaja a las órdenes de Tomaz Pandur en su Hamlet, un espectáculo para los sentidos que triunfa en las Naves del Español, en el Matadero de Madrid. Llegas a las Naves del Español y enseguida te das cuenta de que allí no se prepara una función convencional, por mucho que sea el Hamlet de Shakespeare lo que se anuncia. En la amplísima zona que es la vez foyer y bar hay un movimiento inusitado. Y una concentración de jóvenes actores ante la que resulta imposible quedar indiferente. Todavía de calle, antes de empezar a ensayar, se ve a Quim Gutiérrez, Asier Etxeandia o a Félix Gómez.

Calentando en un rincón, en chándal, haciendo sentadillas y lo que tercie, Hugo Silva y Damiá Plensa. Casi pasa desapercibida, sentada en la barra, en albornoz, Blanca Portillo. Para Tomaž Pandur, que ya la dirigió en Barroco, ella es Hamlet. Y Aitor Luna es uno de los dos Guildenstern que tiene su montaje.
Aitor nos recibe con una sonrisa de oreja a oreja, feliz de formar parte de esta aventura: “Es increíble, tío”. Con eso prácticamente lo ha dicho todo. Hoy, a pesar de su disposición, no está para hablar mucho. Compagina el rodaje de los nuevos capítulos de "Los hombres de Paco" con los intensísimos ensayos a los que les somete Pandur, y apenas le queda tiempo para descansar. No se queja, sino que se disculpa por su escasa facilidad. Eso sí, su expresión lo dice todo. “Trabajar con un visionario como Pandur es especial, y formar parte de este reparto también; todos los actores son increíbles, además de que muchos ya eran colegas míos”. Una visita al increíble espacio en donde se desarrolla la función (“resulta muy cinematográfico”) te deja, como a Aitor, sin palabras.

“Es que hasta que no lo ves todo no te puedes ni imaginar cómo es este Hamlet. Obviamente, las palabras son de Shakespeare, pero la forma de contarlo es de Pandur, que rompe con todo”. Una alianza jugosa que ya había convertido antes de su estreno esta función en uno de los acontecimientos teatrales de la temporada. “Tomaz te da mucho margen para jugar e investigar, por lo que los ensayos se disfrutan muchísimo. Ni te imaginas lo que se puede aprender cada día, porque no hay que olvidar que en el reparto están Manuel Morón, Susi Sánchez o Blanca Portillo. Ver currar a Blanca es como hacerte un curso intensivo de interpretación. No sé cómo puede con todo: rueda su serie por la mañana y está aquí por las tardes. Mira que lo mío es parecido y estoy muerto...”.

Su cara no le delata, pero el tono de voz sí sugiere el cansancio del que habla. Enseguida se viene arriba, hablar de este Hamlet le pone a cien: “el vestuario de David Delfín es diferente, muy guapo”, “lo que más me fastidia es no poder ver el espectáculo, porque estoy dentro”... Anuncia que su personaje tiene más enjundia –o mejor, presencia– de lo habitual en esta versión de Pandur, aunque prefiere no desvelar demasiado. Sí confirma que, como viene siendo habitual en los montajes del esloveno, el componente homoerótico no pasa desapercibido.

“Es más fuerte de lo que te puedas imaginar; carne hay”, apunta. “Bueno, carnaza, porque mira los tíos que me acompañan”. Dada la concentración de actores guapos, es de imaginar que la tensión que provoca tanta belleza concentrada se debe sentir no solo en escena, también en camerinos. “Si eres gay, la debes sentir mucho más, porque es mucha la testosterona”, dicho lo cual explota a reír.

Aitor siempre ha sentido una atracción especial por los escenarios. Curtido en el café-teatro en el País Vasco, donde también fue animador, tuvo su primera gran oportunidad sobre las tablas el verano pasado con Miles Gloriosus, que representó en Mérida. Formar parte de este Hamlet le recuerda que “esto es lo que yo quiero hacer con mi vida”. ¿Y la serie? “Es otra historia”, afirma con cierta desgana. “No es que no esté a gusto, pero tampoco es que allí tenga oportunidad de demostrar gran cosa”. Agradece que no le ocurra como a su hermano, Yon González (El internado), y que su trabajo televisivo no le haya reportado una popularidad que no desea.

“A mi hermano se lo comen. Y a mí, de rebote. Pero en mi caso no es nada excesivo, voy muy tranquilo por la calle. Ahí estoy para apoyar a Yon cuando se agobia, porque en ocasiones es duro: todo el día en las revistas de niñas, que es algo que te aporta poco y provoca que no te dejen vivir... Yo evito ese tipo de promoción porque la popularidad que te da no sabría cómo llevarla”.

6 comentarios:

  1. ERES WAY AITOR YO SI QUE TE PARABA POR LA CALLE WAPO...

    ResponderEliminar
  2. Aitor, tienes un parecido bastante similar al vampiro mas guapo del año :: Edward Cullen, me gustais los dos, mas que tu hermano, que se me queda yogurin jeje.

    ResponderEliminar
  3. wapooooooo me tines enamoradaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa joe coño te he visto 7 veces y puff me has enamorao

    ResponderEliminar
  4. aitor te quiero muchisiiimooo a tí y tambien a tu hermano yon!!!

    os quierooo a los 2 muchisimooo(L)

    ResponderEliminar
  5. pues a mi este chico no me importa muxo a mi el qe me apasiona es hugo silva... waaaaaaaaaaaaa que wapo es.....

    ResponderEliminar
  6. A MI ESTE TIO ME ENCANTA PERO NO ME HA QUEDADO CLARO ES GAY O NO? OJALA LO SEA

    ResponderEliminar